Yo tuve una primera experiencia maravillosa, y en mi segunda vez creía no tener miedo, pero con la pandemia y los protocolos COVID-19 de los hospitales estaba aterrada. Solo pensar en que mi pareja diera positivo y tener que afrontar
la situación sola me moría de pánico. Entonces juntos comenzamos a informarnos del parto en casa, y al descubrir la cantidad de ventajas y beneficios que tenía basadas en la evidencia científica no dudamos en que para esta ocasión
era la opción perfecta para nosotros. A través de varias personas nos empezó a llegar el nombre de Ocean, y sin buscarlo ya sentíamos una gran confianza en ellas.
En la primera visita que nos hizo Helen, en caso de quedar alguna duda desapareció en cuanto dijo la primera palabra. Una atención y profesionalidad de once sobre diez, empatía y cercanía, conocimientos actualizados, seguimientos
antes y después del parto, equipo y preparación absoluta para afrontar un problema… en resumen el servicio perfecto para un momento que no merece menos. Y tras conocer a todas las maravillosas mujeres que forman Ocean llegó el gran
día.
A las 5 de la madrugada las contracciones comenzaron a ser de parto. Mi pareja llamó a la matrona de guardia, que en ese momento era Christina, y mientras comenzó con los preparativos. Estando ya avanzada la dilatación llegó Rocío.
Tengo que decir que es un privilegio que te atiendan dos matronas en todo momento.
Respecto al parto, que apenas duró 3 horas, lo viví acompañada por mi pareja y mi hija de 8 años, una experiencia que fue un regalo para ambas. Mi familia junto a Christina y Rocío crearon el entorno perfecto de confianza y calidez,
algo que pienso que contribuyó muchísimo para que concluyera de manera tan tranquila y fluida.
Además su atención 24 horas en el posparto con el bebé, la lactancia y mi recuperación fue una ayuda de valor incalculable.
Sin duda la mejor decisión que pudimos tomar para la llegada de nuestro pequeño.
¡Gracias por todo chicas!